TITULO ORIGINAL: The Pervert’s Guide to Cinema (a.k.a. Manual de cine para pervertidos)
AÑO: 2006
DURACIÓN: 150 min.
PAÍS: UK / Austria / Holanda
DIRECTOR: Sophie Fiennes
REPARTO: Slavoj Žižek
SINOPSIS: En este espléndido documental Slavoj Žižek analiza, desde la óptica del psicoanálisis, momentos especialmente turbadores del mejor cine de todos los tiempos. Los directores que mejor se prestan a sus inquisiciones son Alfred Hitchcock, David Lynch, Andrej Tarkovski, Krzysztof Kieslowski, Charles Chaplin, Francis Ford Coppola, Ingmar Bergman o Lars Von Trier. También encuentran su lugar dentro de las reflexiones de Žižek películas fetiche recientes como El exorcista (W. Friedkin, 1973), The Matrix (Wachowski Brothers, 1999), Alien (R. Scott, 1979) o El club de la lucha (David Fincher, 1999).
Del maestro Hitchcock, Žižek elige para su análisis tres obras maestras: Vértigo (1958), Psicosis (1960) y Los pájaros (1963). En Vértigo pone en primer plano la relación patológica de los protagonistas: Scottie necesita borrar la personalidad de Judy para acomodarla a su recuerdo de Madelaine. El amor sólo es posible, dice Žižek, cuando una de las partes se borra para acomodarse a los sueños del otro. De Psicosis resulta muy sugerente su observación de cómo la casa terrorífica de Norman tiene la misma estructura que la psique humana: el sótano donde aparece el cadáver de la madre representa al inconsciente, la entrada, donde aparentemente todo resulta normal, es el territorio consciente y en el piso de arriba, donde Norman se desdobla en su madre, acecha el super-ego. Los pájaros es quizás la película que más aparece en el documental. El ataque de los pájaros simboliza la agresividad de la posesiva madre de Mitch contra la recién llegada Melanie en un caso clásico de Edipo. Los pájaros son la brecha que rompe el hermoso cielo azul que envuelve o aprisiona la vida cotidiana de la familia burguesa.
El hilo conductor de las reflexiones de Žižek es que el entramado simbólico en el que está inmersa nuestra parte consciente oculta la verdadera realidad de nuestro yo, el inconsciente: un hueco, un vacío, un abismo, del que surgen los deseos más perversos y las fantasías sádicas más delirantes. Cuando vamos al cine no cambiamos la realidad cotidiana por la fantasía, al contrario, cuando vamos al cine es cuando podemos ser lo que en verdad somos. Aunque, eso sí, dentro de un entorno normalizado.
Aquí entra en escena el universo perverso de David Lynch y, especialmente, de Terciopelo azul. La aparición en escena del caótico inconsciente sólo tiene lugar tras la muerte del padre, que sufre un infarto mientras riega el césped del jardín. La anulación del superego deja vía libre al caos del inconsciente. Así, nadie puede olvidar el extraño encuentro sexual entre Frank y Dorothy mientras Jeffrey observa desde el armario. Žižek lo asocia con un un niño que ve por primera vez la incomprensible realidad de sus padres manteniendo una relación sexual. El espectador, al igual que el niño, acecha desde el armario con una mirada de estupor y una sensación de irrealidad. La respiración sonora de Frank es la respiración del padre en plena agonía sexual. Esta figura del padre represor, violento, arbitrario y sádico es uno de los tópicos del cine de Lynch. Recuérdese por ejemplo Lost Highway (1997), Twin Peaks (1990) o Dune (1984). Otro ejemplo de superego terrible, con sonora respiración postcoital y delirios de inmortalidad, es el Darth Vader de Star Wars III: Revenge of the Sith (George Lucas, 1977)
Solaris (1972) y Stalker (1979) de Tarkovski son dos películas cuya temática plantea directamente la hipótesis de un lugar donde los deseos más profundos se convierten en realidad. Lo que aparentemente debería ser el país de Jauja se convierte en una pesadilla. Por ejemplo, en Solaris, el protagonista es enviado a investigar un planeta que tiene la propiedad de hacer reales nuestros sueños. Al poco de llegar se encuentra con que el planeta ha creado para él un clon indestructible de su difunta y suicida mujer. Resulta terrible observar los macabros intentos fallidos del protagonista para deshacerse de ella una y otra vez.
The Matrix le sirve a Žižek para replantear la cuestión que más le interesa. El decorado en el que Morfeo le ofrece a Neo las pastillas roja y azul es uno de sus preferidos. En primer lugar, cuando Morfeo ofrece a Neo que elija entre el mundo real y el mundo virtual de Matrix, en realidad, dice Žižek, le está proponiendo un dilema imposible, porque si renuncias al “así llamado” mundo aparente no obtienes el mundo real. Renunciar al mundo aparente, esto es, el entramado simbólico en el que nuestra identidad cobra sentido, significa también perder la realidad. Si nos despojamos de nuestro ropaje simbólico sólo queda un vacío, un abismo. Esta es una idea que está ya presente en Nietzsche y Baudrillard. En segundo lugar, las revelaciones de Morfeo sugieren que las máquinas han construido esas granjas para cultivar humanos con el objeto de succionarles su energía, su libido, en términos psicoanalíticos. Pero a Žižek le parece más interesante preguntarse por qué nuestra libido necesita de un entorno virtual simbólico ¿Por qué ese vacío aterrador del inconsciente necesita de la fantasía para realizarse?
Y así continúa Žižek durante más de dos horas, haciendo observaciones inteligentes y provocadoras acerca de ese imaginario colectivo en el que habitamos, el cine.
AUDIO: Dolby Digital 2.0: Inglés
SUBTITULOS: Español