TITULO ORIGINAL: The Little Foxes
AÑO: 1941
DURACIÓN: 116 min.
PAÍS: USA
DIRECTOR: William Wyler
REPARTO: Bette Davis, Teresa Wright, Herbert Marshall, Patricia Collinge, Dan Duryea, Charles Dingle
SINOPSIS: Una calculadora y despiadada mujer sureña entabla una lucha sin cuartel con sus hermanos para enriquecerse. En sus planes no entran los sentimientos, ni siquiera hacia su marido, un hombre honesto que sufre una grave enfermedad. Éste regresa a casa de un largo período de recuperación. En medio del terrible clima de ambición desmedida, sólo encontrará calor humano en el amor de su hija.
Sólido y fascinante melodrama del realizador William Wyler (1902-1981), es uno de sus trabajos más acreditados. Escribe el guión Lillian Hellman en colaboración con su exmarido Arthur Kober, su amiga Dorothy Parker y el marido de ésta, Alan Campbell. Adapta la obra de teatro “The Little Foxes” (1939), de la misma Lillian Hellman, estrenada (1939) con éxito en Broadway. Se rueda en el sur de California y en los platós de United Artists Studios (Hollywood). El film es nominado a 9 Oscar. Producido por Samuel Goldwyn para Samuel Goldwyn Company/RKO, se estrena el 21-08-1941 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en una localidad profunda del Sur de EEUU, en 1900. Los hermanos Oscar Hubbard (Raid), Ben Hubbard (Dingle) y Regina Giddens (Davis) desean montar en la región, productora de algodón en rama, una fábrica de transformados del algodón, en colaboración con William Marshall, de Chicago. Para ello necesitan que Horace Giddens, enfermo del corazón, marido de Regina, banquero local, aporte una importante suma de dinero. Lidera el proyecto Regina, una mujer codiciosa, ambiciosa, vanidosa, sexualmente reprimida y malvada. Oscar y Ben representan a la emergente burguesía local.
El film desarrolla un intenso y potente drama, que brinda a Davis la oportunidad de crear una interpretación memorable de un personaje femenino egoísta, sin sentimientos, ambicioso y despiadado, uno de los más característicos de su carrera. Para satisfacer sus ansias de poder y riqueza no duda en manipular, presionar, acosar, corromper y chantajear, sin piedad y sin miramientos. La apoyan algunos familiares y amigos, mientras otros se sitúan en posiciones contrarias. De carácter autoritario, impositivo e irascible, para conseguir sus objetivos Regina no se sirve del halago, la sonrisa y la seducción. Plantea sus batallas frontalmente, haciendo uso de la fuerza, el verbo fácil e hiriente y la amenaza.
El negocio que proyectan puede ser altamente rentable porque se basa en la explotación de los bajos salarios de la región, la falta de oportunidades de trabajo estable y la abundancia de mano de obra de escasa calificación, modestas y nula conflictividad. El proyecto no cumple las condiciones que algunos consideran indispensables, como retribuciones justas, trato respetuoso a los asalariados de color, una adecuada proporción entre salarios y excedente. El film elogia la implantación de nuevas actividades productivas en la región, pero censura la contratación de intereses abusivos, la desatención de los derechos de la población de color y la pasividad de quienes, pudiendo hacerlo, callan y no denuncian los abusos e injusticias.
La cinta marca la tercera y última colaboración profesional del realizador William Wyler y la actriz Bette Davis, antiguos amantes, tras varios meses de ruptura y alejamiento. Las dos colaboraciones anteriores: “Jezabel” (1938) y “La carta” (1940), se habían saldado con éxitos satisfactorios. Además, Davis era la actriz mejor dotada para asumir el papel de la malévola, orgullosa, dominante y reprimida Regina, la protagonista de “La loba”.
El film realiza una interesante exploración que indaga cómo, hasta qué punto, en qué medida y con qué consecuencias, el afán de ganar dinero y las ansias de acumular capital y poder pueden superar en ciertos casos las tendencias naturales del apetito carnal, el deseo sexual y el amor de pareja. Para competir con los hombres en el mundo de los negocios, una mujer puede creer erróneamente que debe reprimir su sexualidad o, incluso, yendo más lejos, puede creer que ha de destruirla, ahogarla, arruinarla y extinguirla. Es más, puede llegar a creer que la dedicación a los negocios impone el sacrificio y la destrucción del amor de pareja y de todo tipo de relación amorosa. Las conductas basadas en consideraciones como los expuestos suelen derivan hacia la violencia, el abuso de poder, la amargura personal, actitudes intolerantes y afanes desmedidos de dominación.
La película se sirve de elementos visuales y sonoros para acentuar y matizar el tono trágico de la acción. La lluvia persistente, los encuadres de balaustradas, la relevancia de las zonas oscuras, los planos torcidos, las imágenes inquietantes (sombrero y velo de Regina que le dan aspecto de ave rapaz) y las acciones improcedentes e irritantes (juego de Leo con la silla de ruedas). La obra ilustra el ocaso de la aristocracia terrateniente del Sur y la emergencia de la burguesía industrial. La historia, sencilla y trágica, se envuelve en una atmósfera densa y malévola. La intensidad dramática alcanza cotas inusuales.
La música, de Meredith Willson («El gran dictador», 1940), aporta una partitura breve y sobria, de carácter descriptivo y ambiental, a la que añade gratos fragmentos para piano de Schubert. La fotografía, de Gregg Toland (“Ciudadano Kane”, 1941), en B/N, presenta negros sólidos, luces intensas, proyecciones de sombras y planos picados, inclinados y contrapicados, de gran expresividad. Destaca la admirable profundidad de campo de la fotografía.
AUDIO: Dolby Digital 2.0: Inglés
SUBTITULOS: Español