TITULO ORIGINAL: Scarlet Street
AÑO: 1945
DURACIÓN: 103 min.
PAÍS: USA
DIRECTOR: Fritz Lang
REPARTO: Edward G. Robinson, Joan Bennett, Dan Duryea, Jess Baker, Margaret Lindsay, Rosalind Ivan, Samuel S. Hinds, Vladimir Sokoloff
SINOPSIS: Christopher Cross es un simple cajero infelizmente casado, pero tiene un raro talento para la pintura. En cierta ocasión, conoce a una aventurera de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio, un individuo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para explotar al pobre hombre, que llegará incluso a cometer un desfalco en su empresa para que ella siga creyendo que es un artista de éxito.
¿Es posible hacer dos películas con idénticos ingredientes y que ambas sean diferentes? Un año Fritz Lang había ofrecido una de sus obras maestras del período norteamericano, The Woman in the Window (La Mujer del Cuadro-1944), y al siguiente se propuso tomar sus mismos elementos para realizar una adaptación de la novela «La Chienne» (1931) de Georges De La Fouchardiere, que había sido llevada a la pantalla por Jean Renoir.
Para ello arranca la historia con el tímido empleado bancario Chris Cross (Edward G. Robinson), que sale de una cena de compañeros de trabajo en la que el jefe le obsequia un reloj por 25 años de servicio y se topa con lo que parece ser una dama en apuros (Joan Bennett). Por supuesto, el hombre maduro queda fascinado como un adolescente de la simpatía de la joven, que en verdad es novia de un malviviente callejero (Dan Duryea) que la besa y abofetea por igual. Es su chulo. La situación poco después se convierte en tema de tango: Ella se muestra como complaciente y comienza a pedirle dinero, un departamento para vivir, le sustrae sus preciados cuadros y los vende. Nuevamente tenemos a un Robinson cándido, manipulado y hasta vejado por las circunstancias del destino pero en gran medida por los caprichos de la bella Joan Bennett, que también se convierte en «mujer de cuadro». De nuevo el villano es Dan Duryea y otra vez tiene moño y sombrero de paja. Sin embargo, aquí terminan las equivalencias entre ambos filmes de Lang.
El tono de la película es claramente trágico y realista, al contrario de La Mujer del Cuadro, que era alegre y onírico. Hay personajes secundarios memorables (el «marido finado del cuadro» parece preanunciar una situación común de la comedia italiana de los ’50), diálogos punzantes y climas pesadillescos y tensos propios del más sórdido melodrama alemán. Y también un hito, que consiste en ser la primera película en la que un crimen queda impune, lo que en su momento, sumado al modus operandii del mencionado asesinato, le valió a Lang diversos problemas con la censura.
AUDIO: Dolby Digital 2.0: Inglés
SUBTITULOS: Español